FREETOWN – Con la reciente finalización de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) en Glasgow comienza el desafío de convertir las palabras en acción, pero en las ciudades capitales en todo el mundo los obstáculos administrativos y políticos reducen la capacidad de sus gobiernos para hacer frente a la crisis climática con la urgencia que requiere.
Lo sé por experiencia. En Freetown, capital de Sierra Leona, los líderes locales están tratando de hacer frente al cambio climático en formas que ayuden a que la comunidad mejore su salud y resiliencia, pero la burocracia a escala nacional es un factor que complica las cosas.
La contribución de Freetown a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero no es significativa, pero la ciudad desea reducir más su huella de carbono, especialmente teniendo en cuenta el impacto del cambio climático sobre la salud de sus residentes. Crear una ciudad saludable es una de las cuatro áreas clave de la agenda Transformemos Freetown, que el ayuntamiento lanzó en 2019 para preparar a nuestra ciudad para los desafíos que enfrentamos.
La población de Freetown aumentó en los últimos años, en parte por la migración climática desde otras partes de Sierra Leona. Como el cambio en los patrones climáticos lleva a que sea cada vez más difícil ganarse la vida con la agricultura de subsistencia, los residentes rurales se mudaron en gran número a la capital. Muchos de los recién llegados se establecen en asentamientos informales junto a la costa o en las colinas que rodean la ciudad. El crecimiento de esos asentamientos contribuyó a la deforestación, que a su vez lleva al aumento de las temperaturas durante la temporada seca y a un mayor riesgo de inundación y aludes de barro durante la temporada de lluvias.
El calor extremo empeora la ya mala calidad del aire de Freetown y aumenta la incidencia de enfermedades respiratorias entre los residentes. Además, incide sobre la escasez del agua, que trae consigo riesgos adicionales para la salud.
Para enfrentar esos desafíos, Freetown se convirtió en la primer ciudad africana en nombrar un director de calor. En su nuevo puesto, Eugenia Kargbo, miembro de la Unidad de Prestación de Servicios del Alcalde —cuyas funciones ya incluyen cuestiones relacionadas con el clima—, trabajará para mejorar los datos disponibles sobre calor y vivienda. Luego usará esos datos para desarrollar políticas de mitigación del impacto del calor extremo en nuestra comunidad y sugerir formas de mejorar los asentamientos informales de Freetown para aliviar la creciente amenaza. Por ejemplo, una cantidad significativa de estructuras residenciales en asentamientos informales está fabricada con chapas de metal corrugado, que retienen calor. Una de las tareas de Kargbo será identificar materiales de construcción alternativos asequibles.
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Estos materiales también deben poder resistir la escorrentía de agua, dada la vulnerabilidad de los asentamientos informales a las frecuentes inundaciones. Kroo Bay, uno de los mayores asentamientos costeros de Freetown, se inundó todos los años desde 2008. Las inundaciones no solo destruyen propiedades, también exponen a los residentes a un mayor riesgo de enfermedades de transmisión hídrica, como el cólera. En 2012 un brote de cólera contagió a más de 25 000 personas y terminó con las vidas de más de 400.
Para reducir las inundaciones estamos mejorando y ampliando los sistemas de drenaje en los sitios más vulnerables de la ciudad. Mejorar la salubridad también es un factor que reduce los brotes de cólera y estamos logrando avances significativos en la gestión de residuos sólidos, pero los vertederos actuales ya no tienen más capacidad y todavía no se ha logrado un acuerdo con el gobierno central de Sierra Leona para destinar terrenos a un vertedero nuevo.
Como ocurre con muchos de los desafíos de Freetown, son muchos los factores que contribuyen a los problemas que generan el calor extremo y las inundaciones. Además del cambio climático, hay deficiencias en la planificación urbana y en la coordinación entre los organismos de gobierno, y falta de financiamiento.
Para construir una ciudad sana y resiliente hace falta una buena planificación urbana, especialmente un diseño que tenga en cuenta al clima. Pero, a pesar de que es necesario actuar rápidamente, las ciudades suelen enfrentar impedimentos significativos e innecesarios para desarrollar e implementar esos planes. Por ejemplo, la ley de gobierno local de Sierra Leona, aprobada en 2004, otorga a los consejos municipales autoridad para diseñar e implementar planes para las municipalidades, pero los ministerios del gobierno central mantienen el control de funciones críticas para la gestión urbana como la planificación del uso del suelo y la zonificación, junto con la emisión de los permisos de construcción. Por ello esos procesos son lentos e ineficientes, y los líderes y planificadores urbanos locales ven limitadas sus opciones para lograr cambios significativos.
La mitigación del cambio climático y la adaptación a él en ciudades como Freetown requieren dejar de lado la política. Proteger a los residentes de las consecuencias del calentamiento global —como el calor extremo, las lluvias torrenciales y el mayor riesgo de enfermedades— requiere que los funcionarios de todos los niveles de gobierno trabajemos juntos para desarrollar e implementar soluciones creativas. De lo contrario, nuestros ciudadanos seguirán sufriendo los efectos más significativos de una crisis de la que no son culpables.
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Despite the apparent resilience of Russia's economy, Vladimir Putin’s full-scale war against Ukraine comes at a high economic cost. Not only does it require today’s Russians to live a worse life than they otherwise would have done; it also condemns future generations to the same.
explains the apparent resilience of growth and employment in the face of increasingly tight sanctions.
FREETOWN – Con la reciente finalización de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) en Glasgow comienza el desafío de convertir las palabras en acción, pero en las ciudades capitales en todo el mundo los obstáculos administrativos y políticos reducen la capacidad de sus gobiernos para hacer frente a la crisis climática con la urgencia que requiere.
Lo sé por experiencia. En Freetown, capital de Sierra Leona, los líderes locales están tratando de hacer frente al cambio climático en formas que ayuden a que la comunidad mejore su salud y resiliencia, pero la burocracia a escala nacional es un factor que complica las cosas.
La contribución de Freetown a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero no es significativa, pero la ciudad desea reducir más su huella de carbono, especialmente teniendo en cuenta el impacto del cambio climático sobre la salud de sus residentes. Crear una ciudad saludable es una de las cuatro áreas clave de la agenda Transformemos Freetown, que el ayuntamiento lanzó en 2019 para preparar a nuestra ciudad para los desafíos que enfrentamos.
La población de Freetown aumentó en los últimos años, en parte por la migración climática desde otras partes de Sierra Leona. Como el cambio en los patrones climáticos lleva a que sea cada vez más difícil ganarse la vida con la agricultura de subsistencia, los residentes rurales se mudaron en gran número a la capital. Muchos de los recién llegados se establecen en asentamientos informales junto a la costa o en las colinas que rodean la ciudad. El crecimiento de esos asentamientos contribuyó a la deforestación, que a su vez lleva al aumento de las temperaturas durante la temporada seca y a un mayor riesgo de inundación y aludes de barro durante la temporada de lluvias.
El calor extremo empeora la ya mala calidad del aire de Freetown y aumenta la incidencia de enfermedades respiratorias entre los residentes. Además, incide sobre la escasez del agua, que trae consigo riesgos adicionales para la salud.
Para enfrentar esos desafíos, Freetown se convirtió en la primer ciudad africana en nombrar un director de calor. En su nuevo puesto, Eugenia Kargbo, miembro de la Unidad de Prestación de Servicios del Alcalde —cuyas funciones ya incluyen cuestiones relacionadas con el clima—, trabajará para mejorar los datos disponibles sobre calor y vivienda. Luego usará esos datos para desarrollar políticas de mitigación del impacto del calor extremo en nuestra comunidad y sugerir formas de mejorar los asentamientos informales de Freetown para aliviar la creciente amenaza. Por ejemplo, una cantidad significativa de estructuras residenciales en asentamientos informales está fabricada con chapas de metal corrugado, que retienen calor. Una de las tareas de Kargbo será identificar materiales de construcción alternativos asequibles.
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Para reducir las inundaciones estamos mejorando y ampliando los sistemas de drenaje en los sitios más vulnerables de la ciudad. Mejorar la salubridad también es un factor que reduce los brotes de cólera y estamos logrando avances significativos en la gestión de residuos sólidos, pero los vertederos actuales ya no tienen más capacidad y todavía no se ha logrado un acuerdo con el gobierno central de Sierra Leona para destinar terrenos a un vertedero nuevo.
Como ocurre con muchos de los desafíos de Freetown, son muchos los factores que contribuyen a los problemas que generan el calor extremo y las inundaciones. Además del cambio climático, hay deficiencias en la planificación urbana y en la coordinación entre los organismos de gobierno, y falta de financiamiento.
Para construir una ciudad sana y resiliente hace falta una buena planificación urbana, especialmente un diseño que tenga en cuenta al clima. Pero, a pesar de que es necesario actuar rápidamente, las ciudades suelen enfrentar impedimentos significativos e innecesarios para desarrollar e implementar esos planes. Por ejemplo, la ley de gobierno local de Sierra Leona, aprobada en 2004, otorga a los consejos municipales autoridad para diseñar e implementar planes para las municipalidades, pero los ministerios del gobierno central mantienen el control de funciones críticas para la gestión urbana como la planificación del uso del suelo y la zonificación, junto con la emisión de los permisos de construcción. Por ello esos procesos son lentos e ineficientes, y los líderes y planificadores urbanos locales ven limitadas sus opciones para lograr cambios significativos.
La mitigación del cambio climático y la adaptación a él en ciudades como Freetown requieren dejar de lado la política. Proteger a los residentes de las consecuencias del calentamiento global —como el calor extremo, las lluvias torrenciales y el mayor riesgo de enfermedades— requiere que los funcionarios de todos los niveles de gobierno trabajemos juntos para desarrollar e implementar soluciones creativas. De lo contrario, nuestros ciudadanos seguirán sufriendo los efectos más significativos de una crisis de la que no son culpables.
Traducción al español por Ant-Translation