Saudi Woman Driver MARWAN NAAMANI/AFP/Getty Images

La revolución desde arriba de Arabia Saudita

BERLÍN – Siete años después de que la Primavera Árabe desató una ola de fervor revolucionario en gran parte de Oriente Medio y el norte de África, Arabia Saudita finalmente está poniéndose al día, claro que a su manera peculiar. Una generación más joven está exigiendo que el reino archiconservador se modernice, y no está siendo liderada por revolucionarios en las calles, sino por Mohammed bin Salman (MBS), el príncipe de la corona y aparente heredero del país, de 32 años. 

En términos de población y geografía, Arabia Saudita es uno de los países árabes más grandes, y su impactante riqueza petrolera lo ha convertido en un socio estratégico indispensable para Occidente, y particularmente para Estados Unidos. Pero, por tratarse de un país atrapado entre la Edad Media islámica y la modernidad occidental, siempre ha soportado contradicciones extremas. Infraestructura de última generación y centros comerciales al estilo norteamericano han llegado a La Meca y a Medina, hogar de los sitios sagrados más importantes del Islam.

Sin embargo, inclusive hoy, Arabia Saudita alberga a una sociedad tribal antioccidental, gobernada por una familia, la Casa de Saúd, como una monarquía obsoleta desde la fundación del país en 1932. Sus códigos morales y legales parecen medievales vistos desde afuera. Y adhiere a la versión reaccionaria extrema del Islam conocida como wahabismo, una doctrina salafista en la que abrevan muchos de los grupos islamistas más radicales de hoy.

https://prosyn.org/XWwJR4ges