Floods hinder recovery efforts Spencer Platt/Getty Images

Debemos aprender de Harvey

NUEVA YORK – El huracán Harvey ha dejado en su estela vidas agobiadas y enormes daños materiales, estimados en unos 150 a 180 miles de millones de dólares. Sin embargo, la tormenta que azotó la costa de Texas durante casi una semana completa, también plantea preguntas profundas sobre el sistema económico y las políticas de Estados Unidos.

Es irónico, sin lugar a dudas, que un evento relacionado con el cambio climático haya ocurrido en un Estado que es el hogar de tantos que niegan la existencia del mismo – y donde la economía depende tan fuertemente de los combustibles fósiles que impulsan el calentamiento global. Por supuesto, ningún evento climático en particular puede ser directamente relacionado con el aumento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera. No obstante, los científicos han pronosticado que tales incrementos elevarían no sólo las temperaturas promedio, sino también la variabilidad del clima – y especialmente la aparición de eventos extremos como el huracán Harvey. Como determinó el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático hace varios años, “existen pruebas de que algunas circunstancias han cambiado como resultado de influencias antropogénicas, incluyendo aumentos en las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero”. El astrofísico Adam Frank explicó sucintamente: “mayor calor significa más humedad en el aire lo que significa precipitaciones más fuertes”.

Evidentemente, Houston y Texas por su propia cuenta no hubiesen podido hacer mucho en cuanto al aumento de los gases de efecto invernadero, aunque sí hubiese sido posible que tomaran un papel más activo en cuanto a impulsar políticas climáticas fuertes. Además, las autoridades locales y estatales pudieron haberse preparado de mucha mejor manera para estos eventos, que golpean la zona con cierta frecuencia.

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