

Though Polish voters in October ousted their right-wing populist government, recent elections in Slovakia and the Netherlands show that populism remains as malign and potent a political force as ever in Europe. But these outcomes also hold important lessons for the United States, where the specter of Donald Trump’s return to the White House haunts the runup to the 2024 presidential election.
WASHINGTON DC – Cada mes de julio, en los pasados tres años, docenas de países se reunieron con el objetivo de presentar sus planes nacionales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En el último de estos Foros Políticos de Alto Nivel de las Naciones Unidas, los gobiernos presentaron impresionantes planes – pero, no obstante, casi ninguno de dichos planes incluía presupuestos o fuentes de ingresos realistas.
Las estimaciones de la brecha de la inversión en desarrollo típicamente se ubican en los millones de millones de dólares, mientras que la asistencia oficial para el desarrollo ronda los $140 mil millones por año. Una forma eficaz de ayudar a cerrar esta brecha de financiamiento es catalizar una inversión sustancial que provenga del sector privado.
El sector privado ha desempeñado durante mucho tiempo un rol integral en el desarrollo económico y la reducción de la pobreza – rol que va mucho más allá de las finanzas. Las empresas privadas en el mundo en desarrollo crean el 90% de los puestos de trabajo (que es la forma más efectiva de sacar a las personas de la pobreza) y facilitan la mejora de la eficiencia, la adopción tecnológica y la innovación, así como la distribución de bienes y servicios.
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