summers14_TONY KARUMBAAFP via Getty Images_sudanfamine Tony Karumba/AFP via Getty Images

El mundo todavía está en llamas

CAMBRIDGE/NUEVA DELHI – El mundo enfrenta el peor quinquenio en tres décadas. Las tasas de interés más altas han dejado a los países en desarrollo aplastados por la deuda, y la mitad de las economías más pobres no han recuperado los niveles en los que estaban antes de la pandemia. El crecimiento es débil en grandes regiones del mundo y la inflación se mantiene persistentemente alta. Y, detrás de todo esto, el termómetro sigue subiendo de a poco. El año pasado fue el más caluroso de los que se tenga registro, lo cual también es válido para casi todos los meses.

En los últimos años, los líderes mundiales han hecho grandes promesas y han diseñado planes audaces para mitigar la crisis climática y ayudar a los países pobres a adaptarse. Prometieron que el Banco Mundial se transformaría para trabajar en el cambio climático, y que el sistema multilateral recibiría dinero fresco y prestaría de manera más agresiva con los recursos disponibles, inclusive para satisfacer necesidades concesionales. Un acuerdo entre acreedores les brindaría un alivio de la deuda a los países que más lo necesitan. Y donde el dinero público no alcance, el sistema multilateral podría catalizar inversión privada en los países en desarrollo.

A pesar de la retórica audaz, 2023 fue un desastre en términos de ayuda al mundo en desarrollo. Como demuestra el gráfico más abajo, el sector privado recaudó 68.000 millones de dólares más en intereses y pagos principales de lo que le prestó al mundo en desarrollo. Sorprendentemente, las instituciones financieras y las agencias de asistencia internacionales retiraron otros 40.000 millones de dólares y la asistencia concesional neta de las instituciones financieras internacionales fue de apenas 2.000 millones de dólares, a pesar de la propagación de la hambruna. “De miles de millones a billones”, la consigna para el plan del Banco Mundial de movilizar dinero del sector privado para el desarrollo, se ha transformado en “millones que entran, miles de millones que salen”.

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