NUEVA YORK – Hace un año por estas fechas, alrededor del 85% de los economistas y analistas de mercado (incluido yo) preveían que Estados Unidos y la economía mundial sufrirían una recesión. La inflación, en caída pero persistente, hacía pensar que todavía faltaba un período de endurecimiento monetario, antes de una rápida flexibilización al llegar la recesión; las bolsas caerían y los rendimientos de los bonos se mantendrían elevados.
En vez de eso, sucedió casi lo contrario. La inflación se redujo más de lo esperado, no hubo recesión, las bolsas subieron y los rendimientos de los bonos primero tuvieron un alza y luego cayeron.
De modo que conviene encarar los pronósticos para 2024 con humildad. Pero la tarea es en esencia la misma: proponer diversos escenarios (de base, optimista, pesimista) y asignarles probabilidades a lo largo del tiempo a cada uno.
NUEVA YORK – Hace un año por estas fechas, alrededor del 85% de los economistas y analistas de mercado (incluido yo) preveían que Estados Unidos y la economía mundial sufrirían una recesión. La inflación, en caída pero persistente, hacía pensar que todavía faltaba un período de endurecimiento monetario, antes de una rápida flexibilización al llegar la recesión; las bolsas caerían y los rendimientos de los bonos se mantendrían elevados.
En vez de eso, sucedió casi lo contrario. La inflación se redujo más de lo esperado, no hubo recesión, las bolsas subieron y los rendimientos de los bonos primero tuvieron un alza y luego cayeron.
De modo que conviene encarar los pronósticos para 2024 con humildad. Pero la tarea es en esencia la misma: proponer diversos escenarios (de base, optimista, pesimista) y asignarles probabilidades a lo largo del tiempo a cada uno.