lindner1_JOHN MACDOUGALLAFP via Getty Images_germanfinanceministry John Macdougall/AFP via Getty Images

Una nueva estrategia fiscal para Alemania

BERLÍN – El extraordinario shock de la aún no terminada pandemia de COVID‑19 y el impacto de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania repercuten por toda la economía alemana. Marcados incrementos en los precios de la energía y de las materias primas, junto con nuevas interrupciones que se suman a las que ya había en las cadenas globales de suministro, postergan la recuperación económica. Los precios que pagan consumidores y productores aumentan al ritmo más veloz en medio siglo, mientras se revisan a la baja los pronósticos de crecimiento del PIB.

A la par de estos shocks, Alemania enfrenta importantes desafíos a mediano y largo plazo, que pueden frenar todavía más el crecimiento y contribuir a una mayor inflación. En primer lugar, tras la reunificación de Alemania en 1990, se produjo una marcada caída del crecimiento de la productividad, que desde la crisis financiera global de 2008 permanece limitado. Una mayor productividad es esencial para obtener crecimiento económico, competitividad y estabilidad de precios a largo plazo.

Además, a Alemania le espera una marcada aceleración de los cambios demográficos, con un gran aumento del cociente entre pensionados y personas en edad de trabajar en la segunda mitad de esta década. Esto intensificará las presiones sobre los sistemas de seguridad social y los mercados laborales, donde la falta de acceso suficiente a trabajadores calificados (que ya es un problema) limitará las perspectivas de crecimiento económico a mediano plazo.

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