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Nos recuperaremos mejor juntos en 2022

YAKARTA – Como optimista nata que soy, creo que 2021 fue un año de recuperación. La pandemia de la COVID-19 aún no termina, pero hay un rayo de esperanza hacia un futuro mejor, tanto en el sector de la salud como para la economía en términos más amplios. Las vacunas, seguras y eficaces, redujeron las muertes por COVID-19, y las intervenciones fiscales de los gobiernos estimularon el crecimiento económico; pero la recuperación mundial sigue siendo despareja debido a diversidad de las situaciones económicas prepandemia de los países y a políticas de estímulo divergentes.

Es cierto, las vacunas contra la COVID-19 implicaron un cambio radical. El aumento de las tasas de vacunación impulsó la inmunidad de rebaño y generó oportunidades para flexibilizar las restricciones y poner en marcha la economía. Sin embargo, a pesar de que las instituciones multilaterales se han esforzado para garantizar una distribución mundial equitativa de las vacunas, muchos países en vías de desarrollo aún enfrentan dificultades para obtener dosis suficientes para sus ciudadanos, mientras las economías avanzadas vacunan a una velocidad endiablada. Esto da lugar a una recuperación mundial desigual y exacerba la inequidad.

Debido a que el hilo se corta por lo más débil, en la lucha contra la pandemia la colaboración global es fundamental. Todos los países desean controlar el virus y volver a la vida normal. Las instituciones multilaterales deben, por lo tanto, adoptar un papel mayor para garantizar que todos puedan implementar rápidamente sus programas de vacunación.

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