Tanzanian main opposition chief Tundu Lissu gestures from his wheelchair TONY KARUMBA/AFP/Getty Images

El giro antiliberal de Tanzania

JOHANNESBURGO – Hace poco hablé por teléfono con una periodista y activista por los derechos humanos tanzana a quien conozco bien; respondió a muchas de mis preguntas con un silencio atípico en ella. Mi amiga es una persona valiente, desinhibida y por lo general locuaz. Pero en esta ocasión, hablar de política era demasiado peligroso para ella. En momentos en que los periodistas de Tanzania son blanco de amenazas, ataques y secuestros, nuestra conversación tuvo que limitarse a temas mundanos.

Tanzania, una de las democracias más estables de África, está cayendo en el autoritarismo. El presidente John Magufuli lleva meses atacando a opositores y periodistas y cerrando medios de prensa. Aunque sus acciones generaron críticas internacionales, Magufuli no detiene el asalto a la libertad de expresión y a los derechos políticos. Están tratando de acallar a los tanzanos como nunca antes, y el mundo debería estar muy preocupado.

Hasta hace poco, los tanzanos creían que el país iba en la otra dirección. Tras asumir el cargo a fines de 2015, Magufuli introdujo una agenda reformista que le valió muchos elogios. Entre sus iniciativas había una campaña para redirigir el gasto público hacia la lucha contra el cólera, y hacer una auditoría de las designaciones del Estado, para identificar “trabajadores fantasmas”: empleados públicos inexistentes que le cuestan al erario unos dos millones de dólares al mes. El sector privado no se libró: hubo acusaciones de evasión de impuestos contra empresas mineras. De hecho, la campaña anticorrupción de Magufuli fue tan popular que muchos tanzanos vieron en el presidente a la moral personificada, y en las redes sociales se viralizó el hashtag#WhatWouldMagufuliDo (¿qué haría Magufuli?).

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