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Reforma o divorcio en Europa

NUEVA YORK – Decir que la eurozona no ha tenido un buen desempeño desde la crisis del año 2008 es una expresión eufemística que se queda corta. Los países miembros de la eurozona han tenido un mal desempeño en comparación con el de los países de la Unión Europea que no forman parte de la eurozona, y uno aún peor que el de Estados Unidos, país que fue el epicentro de dicha crisis.

Los países de la eurozona con el peor desempeño se encuentran sumidos en una depresión o en una recesión profunda; en muchos sentidos, la economía en dichos países – piense, por ejemplo, en lo que ocurre en Grecia – se encuentra en peor situación de la que sufrieron las economías durante la Gran Depresión de la década de 1930. Asimismo, los miembros de la eurozona con los mejores desempeños, por ejemplo, Alemania, parecen estar en una buena situación, pero sólo cuando se los compara; además, el modelo de crecimiento de estos países se fundamenta, parcialmente, en políticas que empobrecen al vecino, mediante las cuales el éxito llega a expensas de los países que otrora se consideraron como “socios”.

Se han propuesto cuatro tipos de explicaciones para esclarecer este estado de las cosas. A Alemania le gusta culpar a la víctima, y apunta con el dedo en dirección del despilfarro de Grecia, así como hacia la deuda y los déficits del resto de los países. Sin embargo, estas acusaciones ponen el carro delante del caballo: España e Irlanda tenían excedentes y bajos ratios de deuda-PIB antes de la crisis del euro. Por lo tanto, fue la crisis la que causó los déficits y las deudas, y no al revés.

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