admati3_Misha FriedmanGetty Images_jamiedimon Misha Friedman/Getty Images

Los disparates y las malas reglas persisten en la banca

STANFORD – En diciembre, los CEO de los ocho bancos más grandes de Estados Unidos participaron de una sesión de tres horas donde plantearon sus posturas ante el Comité de Banca del Senado. Fue una demostración descorazonadora que reveló la mezcla tóxica de política y retórica estúpida que suele caracterizar a las discusiones en torno a la banca.

Gran parte de la audiencia se centró en las regulaciones bancarias propuestas conocidas como “Basilea 3 Endgame”. Con el argumento de querer “traducir” las potenciales implicancias de este tema complejo “para el norteamericano promedio”, el senador republicano Tim Scott manifestóque las reglas propuestas implicarían que habría “menos dólares para prestarles a los norteamericanos”. Los banqueros y varios senadores, entre ellos Scott, dijeron que, al mantener una porción del dinero de los bancos “al margen”, estas regulaciones impedirían que los pobres alcanzaran el sueño americano. 

Pero estas amenazas muchas veces se originan en falsedades, como la sugerencia de Scott de que el capital es algo que los bancos no pueden usar. En realidad, como observó el senador demócrata Sherrod Brown, “no hay absolutamente nada en estas reglas que les impida a los bancos otorgar préstamos”. Por el contrario, simplemente les exigirían a los bancos que recurrieran más a su propio capital y menos a un endeudamiento para financiar créditos e inversiones. Según la famosa observación del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Paul Volcker, el debate sobre los requerimientos de capital está plagado de “sandeces”.

Los bancos prudentes insisten en que los prestatarios “arriesguen su pellejo” cuando prestan, pero se oponen vehementemente a las regulaciones destinadas a reducir su peligrosa dependencia del endeudamiento. La aversión de los bancos a la financiación de capital y la adicción al endeudamiento les permite trasladar costos y riesgos a otros, beneficiándose en definitiva a expensas de la población. Suelen salirse con la suya confundiendo a los políticos y al público en general.

Poco después de la crisis financiera de 2007-09, tomé conciencia de que las decisiones cruciales en materia de políticas estaban siendo influenciadas por un análisis insensato, una jerga impenetrable, argumentos falaces y engañosos y usos inapropiados de los modelos matemáticos. Como resultado de ello, constantemente se pasaban por alto las oportunidades de mejorar el sistema bancario. Al sembrar confusión y aprovechar su influencia sobre políticos, reguladores, abogados y economistas, los banqueros han corrompido los mecanismos a través de los cuales se formulan y se hacen cumplir las reglas.

El documento “Basilea 3 Endgame” de 133.000 palabras ajusta un sistema complejo de “ponderación del riesgo” al intentar calibrar las reglas. Los bancos han convertido la complejidad de las reglas propuestas en un arma, amenazando con rechazar ciertos préstamos. En verdad, con los subsidios de deuda que todos les brindamos, asumirán riesgos, buscarán retornos excesivos y nos pondrán en peligro.

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En los últimos 14 años, he desafiado de manera consistente las falacias, los datos irrelevantes y los mitos propagados por numerosos banqueros, responsables de políticas y economistas. En noviembre de 2010, ayudé a organizar una carta de 20 académicos de banca y finanzas en la que se advertía que las reformas propuestas para Basilea 3 eran extremadamente inadecuadas. También refuté los argumentos engañosos del CEO de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, sobre las reglas de Basilea 3 en una carta abierta a la junta de directores del JPMorgan Chase y critiqué a Dimon por dar a entender que lo que beneficia a los grandes bancos beneficia automáticamente a Estados Unidos.

Al reconocer la importancia de contrarrestar la ofuscación de los banqueros, junto con el economista alemán Martin Hellwig publicamos el libro The Bankers’ New Clothes: What’s Wrong with Banking and What to Do about It (La nueva ropa de los banqueros: qué problemas tiene la banca y qué hacer al respecto) en 2013. Nuestro objetivo era exponer cómo y por qué los bancos son tan innecesariamente peligrosos y proponer maneras de cambiar el sistema que simplemente requerían voluntad política. Pero finalmente prevaleció la relación simbiótica entre bancos, gobiernos y partes de los medios y de la academia. Como dijo el senador demócrata Richard Durbin en 2009, los bancos “son dueños” del Capitolio.

Más de diez años después, el JPMorgan Chase se ha vuelto mucho más grande. Sus depósitos se han duplicado con creces de 1,1 billones de dólares en diciembre de 2011 a casi 2,5 billones de dólares en diciembre de 2023, superando sustancialmente sus préstamos reportados, que aumentaron de 700.000 millones de dólares en 2011 a 1,3 billones de dólares en 2023. Los activos reportados del banco de alrededor de 3,4 billones de dólares, apilados como billetes de dólares, se extenderían por más de 370.000 kilómetros en el espacio -casi tan lejos como la luna.

Mientras que las corridas bancarias por Silicon Valley Bank y First Republic Bank en la primavera de 2023 reflejaron temores legítimos respecto de los valores de sus activos y su solvencia, las reglas contables fallidas y el respaldo de la Fed siguen ocultando la fragilidad de otros bancos. La persistencia de rescates es costosa para la sociedad y fomenta una cultura de la imprudencia, tanto en Estados Unidos como en el exterior.

El colapso de Credit Suisse en marzo de 2023 es un excelente ejemplo de la alteración causada por la quiebra de instituciones financieras que operan en múltiples jurisdicciones. Es debatible si mantener o no estas grandes instituciones es justificable, dados los costos y los riesgos que les plantean a nuestras sociedades. Asimismo, el trato preferencial de los bancos ha alimentado una desconsideración generalizada por las reglas, alentando el comportamiento criminal que muchas veces no recibe castigo.

Las fuerzas políticas y la desinformación siguen distorsionando las decisiones en materia de políticas. En una edición renovada y ampliada de nuestro libro, con Hellwig exploramos los problemas graves de gobernanza que plagan al sector bancario y minan nuestras democracias. Un ejemplo notable es el acuerdo por 13.000 millones de dólares que JPMorgan Chase aceptó a fines de 2013 para evitar un juicio que habría sacado a la luz detalles irrecusables de un fraude cometido por empleados del banco bajo la conducción de Dimon.

Aunque Dimon asevera con razón que las reglas bancarias son excesivamente complejas, también se opone vehementemente a regulaciones más simples. Pero si esas reglas se diseñaran y se implementaran de manera efectiva, los responsables de las políticas podrían reducir la necesidad de regulaciones más costosas y generar beneficios sociales significativos prácticamente sin costo. 

Si los bancos no son atractivos para los inversores de capital, tal vez se deba a su aparente opacidad, o a que la banca se ha vuelto demasiado dependiente de los subsidios de deuda, que se perderían si las instituciones financieras usaran financiación de capital. Los subsidios globales a los bancos que maximizan sus ganancias, en cambio, no tienen mucho sentido. Por el contrario, los fondos públicos deberían direccionarse hacia causas justas y a quienes más necesitan de apoyo.

La imposibilidad de nuestras democracias de resistir la influencia de las corporaciones poderosas y sus líderes es alarmante, dado que esta incapacidad en curso alimenta un descontento legítimo con nuestros sistemas económicos, políticos y legales. El engaño (posiblemente el autoengaño) es prevaleciente no solo en la banca sino en otras industrias también.

En base a amenazas engañosas y deshonestas, los bancos han hecho un lobby feroz y han movilizado a los ciudadanos y a los políticos a objetar las reglas propuestas. El 16 de enero de 2024, la fecha límite para hacer comentarios públicos, presenté mi reacción a la propuesta Basilea 3 Endgame, así como otra relacionada y errónea. Adjunté un documento que refutaba 44 argumentos fallidos, que junto con mi coautor seguimos revisando a medida que vamos identificando más consideraciones de este tipo. En la política de la banca, me temo que la ceguera deliberada a la verdad probablemente impida que se implementen nuevas reglas.

https://prosyn.org/4BCUCKges