CAMBRIDGE – En momentos en que el Reino Unido negocia las condiciones de su divorcio de la Unión Europea, sería aconsejable que la dirigencia del país comience a pensar cuál es la mejor estrategia de comercio internacional a largo plazo. ¿Quiere el RU supeditar su futuro a la firma de acuerdos bilaterales separados con una larga lista de socios comerciales? ¿O sería mejor unirse a megaacuerdos regionales de libre comercio que ya existen y al mismo tiempo trabajar para fortalecer el sistema global multilateral dependiente de la Organización Mundial del Comercio?
La estrategia bilateral demandaría una ingente cantidad de tiempo y recursos: los negociadores del RU deberían entablar una serie de discusiones con cada país con el que quieran hacer negocios. El resultado final será una maraña de acuerdos que sólo agravará la balcanización del sistema de comercio internacional.
Esta estrategia reduce los beneficios del comercio. Por ejemplo, según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo, las ventajas comerciales derivadas de los 33 microacuerdos regionales de América Latina han sido magras. La clave para mejorarlas, según el BID, es adoptar una nueva estrategia para una mayor accesibilidad entre mercados y dentro de ellos.
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With the United Kingdom's withdrawal from the European Union looming on the horizon, party politics has become increasingly dysfunctional and divisive. But while Brexit will be bad for the EU, and even more so for the UK, it could also serve as a cautionary tale for other countries in need of a domestic political realignment.
argues that British politics have become so dysfunctional that a major partisan realignment is in the offing.
With recent landmark legislation to support decarbonization and innovation, the United States is making up for lost time after its failed 40-year experiment with neoliberalism. But if it is serious about embracing a new paradigm, it will need to do more to help bring the rest of the world along.
explains how to minimize the political risks of new spending packages in the US and Europe.
What would a second Donald Trump presidency mean for US foreign policy and the world? While the man himself is unpredictable, his first term and his behavior since losing re-election in 2020 offer plenty of clues, none of which will be comforting to America's allies.
considers the implications of the 2024 presidential election for America's foreign policy and global standing.
CAMBRIDGE – En momentos en que el Reino Unido negocia las condiciones de su divorcio de la Unión Europea, sería aconsejable que la dirigencia del país comience a pensar cuál es la mejor estrategia de comercio internacional a largo plazo. ¿Quiere el RU supeditar su futuro a la firma de acuerdos bilaterales separados con una larga lista de socios comerciales? ¿O sería mejor unirse a megaacuerdos regionales de libre comercio que ya existen y al mismo tiempo trabajar para fortalecer el sistema global multilateral dependiente de la Organización Mundial del Comercio?
La estrategia bilateral demandaría una ingente cantidad de tiempo y recursos: los negociadores del RU deberían entablar una serie de discusiones con cada país con el que quieran hacer negocios. El resultado final será una maraña de acuerdos que sólo agravará la balcanización del sistema de comercio internacional.
Esta estrategia reduce los beneficios del comercio. Por ejemplo, según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo, las ventajas comerciales derivadas de los 33 microacuerdos regionales de América Latina han sido magras. La clave para mejorarlas, según el BID, es adoptar una nueva estrategia para una mayor accesibilidad entre mercados y dentro de ellos.
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