PARÍS – Las ideas iluministas de racionalismo científico y dominio tecnológico nos han dejado al borde de un abismo. A menos que abracemos una nueva Ilustración (una que ponga en el centro la ecología y la ética del cuidado, care) no tendremos salvación.
La Ilustración que echó raíces en la Europa del siglo XVIII descartó las viejas normas y planteó la promesa de un futuro ilimitado. Los individuos se convencieron de que eran libres para hacerse cargo de sus destinos y emanciparse de las ataduras de la religión, la tradición y la naturaleza. La racionalidad iba a liberarlos del prejuicio y de la escasez, y daría paso a un nuevo mundo de paz, abundancia, igualdad y derechos humanos universales.
La experiencia del siglo XX hace pensar que esa visión (por más que sea loable en muchos aspectos) es profundamente defectuosa y responsable hasta cierto punto de un historial de deterioro medioambiental y asesinato a escala industrial. Y la lógica destructiva del falso dualismo entre hombre y naturaleza sigue poniendo en riesgo nuestra civilización.
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In April, the European Commission released an updated proposal for reforming the Stability and Growth Pact that includes more rigid debt “safeguards.” But the changes defeat the entire purpose of devising a new framework for member states’ fiscal policies.
shows why the European Commission’s latest proposal, in contrast to its predecessor, solves nothing.
Humanity has now developed AI algorithms capable of fully decoding a killer bug’s proteins and creating an effective antibiotic. Was there ever any doubt that conglomerates like Amazon would seize upon this opportunity to shrink workplaces along their supply chain where AI predicts a higher probability of unionization?
shows how an AI-driven biomedical breakthrough could rob workers of what little power they have left.
PARÍS – Las ideas iluministas de racionalismo científico y dominio tecnológico nos han dejado al borde de un abismo. A menos que abracemos una nueva Ilustración (una que ponga en el centro la ecología y la ética del cuidado, care) no tendremos salvación.
La Ilustración que echó raíces en la Europa del siglo XVIII descartó las viejas normas y planteó la promesa de un futuro ilimitado. Los individuos se convencieron de que eran libres para hacerse cargo de sus destinos y emanciparse de las ataduras de la religión, la tradición y la naturaleza. La racionalidad iba a liberarlos del prejuicio y de la escasez, y daría paso a un nuevo mundo de paz, abundancia, igualdad y derechos humanos universales.
La experiencia del siglo XX hace pensar que esa visión (por más que sea loable en muchos aspectos) es profundamente defectuosa y responsable hasta cierto punto de un historial de deterioro medioambiental y asesinato a escala industrial. Y la lógica destructiva del falso dualismo entre hombre y naturaleza sigue poniendo en riesgo nuestra civilización.
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