Johnny Hallyday funeral at the Eglise de la Madeleine Thibault Camus/Getty Images

Adiós, Johnny

Nota del editor:
El ícono musical francés Johnny Hallyday, a quien se atribuye haber llevado el rock and roll a Francia a principios de los sesenta, murió en París el 6 de diciembre a los 74 años. Su funeral del día 9 convocó a cerca de un millón de personas en las calles de la capital francesa. El primero de sus 57 álbumes se tituló “Hello, Johnny”.

PARÍS – ¿Qué mejor despedida para un rockero que el gran y silencioso concierto del sábado sobre los escalones de una iglesia? ¿Y qué mejor adiós a un gran intérprete que el efectuado por la inmensa multitud que cantaba alrededor de un cuerpo que parecía haber organizado desde el más allá esta última demostración de entusiasmo y amor?

Aquí reside el rasgo cautivador del funeral de Johnny Hallyday, el cantor nacional de Francia: su capacidad de escenificar su destino hasta la hora final, y la potencia estelar que su ser retuvo incluso en la muerte.

Eligió para su última actuación un traje alargado y blanco. Nada quedaba de sus ondulantes caderas y sus aullidos, ni de los ojos pálidos perpetuamente al borde de la risa o el llanto (nunca se sabía cuál de los dos). Y sin embargo ahí estaba él, carisma y presencia, el hechizo de un chamán que te invitaba por última vez a bailar el coro eterno con su aura de misterio y su sonrisa. Y ahí estaba el espíritu de Francia: jóvenes y mayores, el presidente francés y dos de sus predecesores, los novelistas Philippe Labro y Daniel Rondeau, celebridades, artistas, fanáticos de hace 50 años que vestían flecos apache, una remembranza de los mineros en huelga de Lorena, las palabras de Jacques Prévert, lágrimas que la gente común derramaba.

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