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El caso del libre mercado contra la competencia fiscal

LONDRES – La carrera global por recortar las tasas de los impuestos corporativos se aceleró en 2018. Según la última revisión anual de la OCDE sobre las políticas fiscales en las economías desarrolladas, la tasa promedio de tributación sobre las ganancias corporativas ha caído del 32,5% en 2000 a menos del 24% hoy.

Esta tendencia es entendible. En un momento en que la inversión del sector privado se mantiene tenazmente débil, los gobiernos están desesperados por aferrarse a cualquier tajada del pastel que puedan conseguir. Es mejor gravar ligeramente a las empresas y mantenerlas en la propia jurisdicción que renunciar por completo a esa ganancia.

Después de todo, en igualdad de condiciones, las empresas que están considerando construir una nueva fábrica u otra instalación se sentirán atraídas a aquellos países que tengan un régimen impositivo más favorable. De la misma manera, las empresas que enfrentan un impuesto corporativo más elevado en un país pueden decidir trasladar sus operaciones a otra parte. O, en lugar de transferir personal y alterar las cadenas de suministro, pueden encontrar la manera de registrar ganancias en una jurisdicción con impuestos más bajos -por lo general, trasladando allí algunas funciones de la casa matriz.

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