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El hábito carnívoro europeo y la crisis alimentaria global

DENVER/BRUSELAS – Los países europeos están pasando por su peor crisis de coste de la vida en décadas, debido al alza de los precios de la energía y de los alimentos. La pandemia de COVID-19, la guerra de Ucrania y el cambio climático han acentuado el alza de los precios de los productos básicos, llevando a la escasez alimentaria y a un rápido aumento de la inseguridad en este ámbito en el mundo en desarrollo. Sin embargo, hay buenas noticias: con un sencillo (pero crucial) cambio en la producción de alimentos, la Unión Europea puede aliviar la inflación de los precios y fortalecer los insumos alimentarios globales.

Un análisis realizado por la consultora SYSTEMIQ muestra que reducir la producción de carne en solo un 13% -equivalente a que los consumidores europeos se abstengan de consumirla un día a la semana- la UE podría reasignar suficientes cereales y terrenos utilizados hasta ahora para alimentar ganado y así compensar los 23 millones de toneladas de trigo producidos por Ucrania en 2020.

Esto no debería sorprender. Después de todo, la carne es una fuente de nutrición notablemente ineficiente. Por cada 100 calorías de alimentos consumidas por el ganado, producimos apenas 1 caloría de carne. Tal como están las cosas, destinamos vastas cantidades de tierras y fertilizantes a producir comida que solo el ganado puede consumir.

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