ignatieff6_VLADIMIR ASTAPKOVICHSPUTNIKAFP via Getty Images_putinxi Vladimir Astapkovich/Sputnik/AFP via Getty Images

La hegemonía de EE. UU. verdaderamente está en riesgo

VIENNA – A Ucrania le queda un mes de municiones de artillería y el Congreso de EE. UU. no logra ponerse de acuerdo para enviarle más; el líder de la oposición rusa, Alexéi Navalni, está muerto; en Gaza continúa la matanza y no hay señales de que vaya a detenerse; los hutíes yemeníes atacan barcos en el mar Rojo; y los norcoreanos prueban misiles balísticos intercontinentales. En épocas normales puede parecer que el pesimismo es una moda intelectual; en épocas como esta, se convierte en una forma de realismo más descarnada.

El orden mundial posterior a 1945 —incorporado al derecho internacional, ratificado por las Naciones Unidas y sostenido por el equilibrio del terror nuclear entre las principales potencias— pende de un hilo. Estados Unidos está dividido por una lucha interna y ha llegado al límite de sus capacidades; y Europa está tomando conciencia de que tal vez en noviembre ese país deje de cumplir sus obligaciones para la defensa colectiva, de acuerdo con el Artículo 5 del tratado de la OTAN. Frente a esta nueva incertidumbre, el viejo continente redobla los esfuerzos para producir materiales de defensa y sus políticos se están armando de valor para persuadir a los votantes de destinar el 2 % del PBI a garantizar su propia seguridad.

La alianza occidental no solo enfrenta el desafío de redoblar el gasto en defensa mientras mantiene la unidad a través del Atlántico, también lidia ahora con un «eje de resistencia» que puede verse tentado a amenazar la hegemonía occidental con un desafío simultáneo coordinado. El fulcro de este eje es la asociación «ilimitada» entre Rusia y China. A cambio de los circuitos avanzados que los chinos le proporcionan para sus sistemas de armas, Vladímir Putin envía a China petróleo ruso barato. Juntos impusieron un gobierno autocrático a la mayor parte de Eurasia.

https://prosyn.org/FuKtmGWes