pa3399c.jpg Paul Lachine

La siguiente crisis de Merkel

BERLÍN – Como Europa está atascada en una crisis financiera y los gobiernos nacionales en todo el continente fracasan o pierden elecciones, Alemania parece una isla de prosperidad y estabilidad. La canciller Angela Merkel ha aparecido como la personificación de la nueva fortaleza del niño problemático de la vieja Europa, un país admirado por algunos y odiado por otros.

Pero eso era el mes pasado. Desde entonces, el presidente del país, Christian Wulff, que fue elegido con el apoyo de Merkel, se ha visto obligado a renunciar debido a los errores que cometió cuando fue ministro presidente de Baja Sajonia. Curiosamente, su caída se produjo en lo más animado del carnaval alemán: mientras los católicos del oeste y el sur del país festejaban, los protestantes del este alemán consolidaban su poder en Berlín. Alemania, a la que ya gobierna la hija de un pastor protestante, tendrá como jefe de Estado a otro pastor protestante.

Esto difícilmente interesa a los alemanes comunes y corrientes, puesto que la religión no tiene prácticamente ninguna función en la vida pública alemana (siempre que la religión en cuestión no sea el Islam). Sin embargo, es muy importante para el principal partido en el poder, la Unión Demócrata Cristiana, y más aún para su aliada en Baviera, la Unión Social Cristiana.

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