A resident tries to collect salvageable belongings from her destroyed house during a visit to the main battle area in Marawi City TED ALJIBE/AFP/Getty Images

Los invasores chinos de Filipinas

MANILA – Irónico. Así es como describió Sultan Abdul Hamidullah Atar los planes de rehabilitación de Marawi, la capital de la provincia de Lanao del Sur en la isla filipina de Mindanao, un año después de que el Grupo Maute, también conocido como el Estado Islámico de Lanao, lanzara un ataque a la ciudad el 23 de mayo de 2017. La batalla de 5 meses que le siguió mató a más de 1000 personas y causó el desplazamiento de otras 360 000.

El pueblo de Marawi, llamado maranaos, es muy independiente. Como el resto de los moros (como son conocidos los musulmanes de Mindanao), los maranaos (o “Gente del Lago”, pues han construido sus vidas y hogares en la orilla del Lago Lanao) nunca fue conquistado o colonizado por los españoles, los estadounidenses ni los japoneses, a diferencia de otros filipinos de las regiones de Luzón y las islas Bisayas. Pero ahora, como observó Atar, ven la participación de empresas chinas en la rehabilitación de Marawi como una intrusión, por no decir una invasión directa.

Un consorcio compuesto por cinco firmas chinas y cuatro compañías filipinas asociadas ha enviado un plan maestro para la reconstrucción de la ciudad destruida por el conflicto. El plan apunta a transformar en un destino turístico el principal campo de batalla de Marawi City (que, antes del asedio, era conocida por su floreciente comercio, sus suntuosas mezquitas y sus dinámicas madrazas). Con un presupuesto de $328 millones, se propone cubrir 250 hectáreas de ostentación y modernidad, con grandes pasarelas peatonales y balnearios costeros, parques y plazas dignas de fotos para Instagram, un sendero ecológico y un salón de convenciones.

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