Geldof1_Lynsey Addario_Getty Images Reportage Lynsey Addario/Getty Images Reportage

Necesitamos una revolución de los alimentos

LONDRES – En 1984 reuní a los músicos más exitosos del momento para formar una “superbanda” llamada Band Aid; el objetivo era recaudar dinero para aliviar el hambre en Etiopía. Al año siguiente se formó un grupo todavía más numeroso para Live Aid, un multitudinario concierto a beneficio que dio lugar a una iniciativa de obtención de fondos que todavía continúa. El mes pasado la Fundación Barilla celebró el Foro Internacional sobre Alimentos y Nutrición, durante el cual se destacó la necesidad permanente (y cada vez más urgente) de reforzar la seguridad alimentaria.

Para hacernos una idea de los problemas del mundo actual puede servir de ilustración la historia de la Isla de Pascua. En algún momento del siglo XII, un pueblo polinesio migró a una remota isla volcánica cubierta por densos bosques donde además de alimento y animales, encontró herramientas y materiales para erigir cientos de elaboradas y misteriosas esculturas de piedra. Pero poco a poco, la gente destruyó los bosques, y terminó cometiendo un suicidio social, cultural y físico.

Hoy, en términos relativos, sólo nos queda colectivamente una pequeña fracción de bosques, y la estamos destruyendo a toda marcha. Nos estamos quedando sin tierra cultivable y el desierto avanza. Producimos alimentos que después desperdiciamos, mientras casi mil millones de personas no tienen comida suficiente, una realidad que deja a muchos sin otra alternativa que emigrar.

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