An actor dressed as Santa Claus pretends to retrieve a lost package Carsten Koall/Getty Images

Cómo los economistas robaron la Navidad

ATENAS – Para dar la bienvenida al Año Nuevo con una mirada picaresca al enfrentamiento de ideologías económicas, se plantea la siguiente interrogante: ¿Cuál sería la visión sobre los regalos navideños que tendrían los representantes de estos confrontados bandos ideológicos? Dejando de lado la frivolidad, la respuesta revela la pomposidad y la necedad de todas y cada una de las teorías económicas.

Neoclásicos: Teniendo en cuenta la opinión de los neoclásicos sobre las personas individuales, a quienes ellos consideran como algoritmos de maximización de utilidades, así como considerando también su obsesión con un paradigma de las transacciones que es impulsado puramente por las utilidades, dichos economistas neoclásicos no le ven ningún sentido a una forma fundamentalmente tan ineficiente de intercambio como lo es el intercambio de regalos navideños. Cuando Juana recibe un regalo de José que le costó a él $X, pero que le da a ella menos utilidades de las que ella ganaría de una mercancía ‘Y’, que se vende por $Y (que es una cantidad menor o igual a $X), Juana se ve obligada a una de dos cosas: ya sea a aceptar esta pérdida de utilidades o a emprender el costoso y usualmente imperfecto negocio de cambiar el regalo de Jack por ‘Y’. En ambos casos, hay una pérdida de eficiencia involucrada.

Desde esta perspectiva, el único regalo eficiente es un sobre que contenga dinero en efectivo. Sin embargo, como en la Navidad existe la tradición de intercambiar regalos, a diferencia de obsequiar presentes de manera unilateral, ¿cuál sería el propósito del intercambio de sobres con dinero en efectivo entre José y Juana? En el caso de que dichos sobres contengan las mismas cantidades, la acción de intercambio carece de sentido. Caso contrario, el intercambio es vergonzoso para la persona que ha obsequiado menos y puede dañar irremediablemente la relación entre José y Juana. El economista neoclásico, por lo tanto, se adscribe a la hipótesis del avaro Scrooge, el personaje principal del clásico navideño escrito por Charles Dickens: el mejor regalo es no dar ningún regalo.

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