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El poder del diálogo en un mundo trastornado

GINEBRA – Para cerrar las brechas en nuestro fracturado mundo será necesaria la colaboración de muchos actores. Y en la mayor parte de los casos es el diálogo el que distingue la cooperación del conflicto, y los avances de los dolorosos retrocesos de la fortuna.

Nunca ha sido más importante el diálogo de buena fe, la capacidad de ver el mundo a través de los ojos de los demás, especialmente aquellos con quienes no estemos de acuerdo. Vivimos en una edad en que Internet y otras tecnologías de la información y las comunicaciones han derribado las fronteras tradicionales y nos han acercado los unos a los otros. Pero también es una época en que nos distancian los tambores del nacionalismo. Sin las conversaciones tranquilas, constructivas y, a veces, incómodas acerca del futuro que queremos, la intolerancia y el aislacionismo amenazan con retroceder siglos de avances.

Lo que está en juego es así de alto. El Informe de Riesgos Globales de 2018 del Foro Económico Mundial muestra a una abrumadora mayoría de expertos en todo el planeta que creen que este año podría estallar un conflicto entre potencias. Mientras tanto, los problemas internos de los países seguirán alimentando las sospechas del público de que el sistema está montado para favorecer a las elites. La creciente desigualdad y la menguante movilidad social destacan entre estos problemas. De acuerdo al Fondo Monetario Internacional, la desigualdad del ingreso ha aumentado un 53% de los países en los últimos 30 años, en especial en las economías avanzadas.

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