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La recesión por la COVID y las anteriores

STANFORD – Parece que en la mayoría de los países, la histórica recesión causada por la COVID‑19 comienza a retroceder. Pero si los pronósticos oficiales y privados son correctos, en la mayoría de las economías los máximos de desempeño anteriores no se recuperarán hasta fines de 2022. Mucho dependerá no sólo de la evolución de la pandemia y del empleo eficaz de vacunas y terapias, sino también de las políticas monetarias, fiscales, comerciales y regulatorias que se apliquen. Por eso funcionarios y comentaristas están buscando una respuesta eficaz en el análisis de episodios anteriores.

En cuanto a las causas inmediatas, ninguna recesión es igual a otra. Varias recesiones de la posguerra en Estados Unidos se produjeron después de un endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal para controlar un aumento de inflación. Las profundas recesiones de 1973‑75 y 1981‑82 siguieron a grandes shocks petroleros (cuando había una mayor dependencia de la importación de energía que en la actualidad). Y la recesión de 2001 vino después del estallido de la burbuja de las puntocom.

La causa de la Gran Recesión estadounidense de 2008‑09, en cambio, fue una crisis derivada del excesivo apalancamiento de las instituciones financieras. Estados Unidos había aplicado una serie de ingenierías sociales para dar acceso al préstamo hipotecario a personas que tradicionalmente no hubieran reunido los requisitos para ello; esto causó un aumento insostenible de los precios de la vivienda y de los coeficientes de endeudamiento. La posterior caída de precios inmobiliarios y el súbito aumento de ejecuciones hipotecarias y del desempleo afectaron la demanda agregada, y eso dio lugar a la tercera gran recesión de la posguerra.

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