CAMBRIDGE – Los críticos a menudo afirman que China está utilizando su masiva “Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda” (BRI) como una forma de “diplomacia coercitiva de la trampa de la deuda”, con el propósito de ejercer control sobre los países que se unen a su esquema de inversión transnacional en infraestructura. Tal como señaló recientemente Deborah Brautigam de la Universidad John Hopkins, los medios de comunicación a menudo exageran este riesgo. De hecho, la Iniciativa BRI puede tener inmerso un tipo de riesgo distinto: un riesgo para la propia China.
En la reciente cumbre sobre la Iniciativa BRI en Pekín, el presidente chino Xi Jinping aparentemente reconoció las críticas relativas a la “trampa de la deuda”. En su discurso, Xi dijo que “construir infraestructura de alta calidad, sostenible, resistente a riesgos, que se erija a un precio razonable, y sea inclusiva ayudará a que los países utilicen plenamente sus dotaciones de recursos naturales”.
Esta es una señal alentadora, ya que muestra que China ha tomado mayor conciencia sobre las implicaciones de la deuda vinculada a la Iniciativa BRI. Un estudio realizado por el Center for Global Development llegó a la conclusión de que ocho de los 63 países que participan en la Iniciativa BRI están en riesgo de sufrir “dificultades en materia de deuda”.
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Following the latest G20 summit, the G7 should be thinking seriously about deepening its own ties with more non-aligned countries. If the Ukraine war drags on, and if China continues to threaten to take Taiwan by force, the G20 will be split between friends of the BRICS and friends of the G7.
sees the grouping as increasingly divided between friends of the G7 and friends of China and Russia.
To prevent catastrophic climate change and accelerate the global transition to a net-zero economy, policymakers and asset owners urgently need to rethink how we channel capital at scale. The key is to develop new financial instruments that are profitable, liquid, and easily accessible to savers and investors globally.
explain what it will take to channel private capital and savings toward sustainable development.
CAMBRIDGE – Los críticos a menudo afirman que China está utilizando su masiva “Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda” (BRI) como una forma de “diplomacia coercitiva de la trampa de la deuda”, con el propósito de ejercer control sobre los países que se unen a su esquema de inversión transnacional en infraestructura. Tal como señaló recientemente Deborah Brautigam de la Universidad John Hopkins, los medios de comunicación a menudo exageran este riesgo. De hecho, la Iniciativa BRI puede tener inmerso un tipo de riesgo distinto: un riesgo para la propia China.
En la reciente cumbre sobre la Iniciativa BRI en Pekín, el presidente chino Xi Jinping aparentemente reconoció las críticas relativas a la “trampa de la deuda”. En su discurso, Xi dijo que “construir infraestructura de alta calidad, sostenible, resistente a riesgos, que se erija a un precio razonable, y sea inclusiva ayudará a que los países utilicen plenamente sus dotaciones de recursos naturales”.
Esta es una señal alentadora, ya que muestra que China ha tomado mayor conciencia sobre las implicaciones de la deuda vinculada a la Iniciativa BRI. Un estudio realizado por el Center for Global Development llegó a la conclusión de que ocho de los 63 países que participan en la Iniciativa BRI están en riesgo de sufrir “dificultades en materia de deuda”.
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