La economía del accidente mecánico de Bush

Hace quince años, los Estados Unidos estaban en medio de lo que podría llamarse su "Era de expectativas disminuidas". Los avances en la productividad se habían detenido, los precios de la energía eran altos, la reserva de tecnologías potenciales que se originó durante la Gran Depresión se había agotado y los beneficios decrecientes de las economías de escala hicieron que casi todos los economistas predijeran que el crecimiento económico sería más lento en el futuro de lo que había sido en el pasado. Con el crecimiento de la productividad estancado durante casi dos décadas, era lógico sostener entonces que los compromisos de seguridad social del gobierno de los EU (seguro social, Medicare y Medicaid) eran excesivos y por lo tanto debían reducirse.

Los tiempos han cambiado. A partir de entonces hemos visto una explosión de innovaciones tecnológicas que han llevado al crecimiento de la productividad general de los Estados Unidos a los niveles anteriores a la desaceleración. En efecto, la economía de los EU se encuentra ahora a punto de lograr una revolución biotecnológica, y tal vez otra nanotecnológica, de gran magnitud y alcance. Sin embargo, se siguen escuchando los llamados a reducir los compromisos sociales de Estados Unidos.

Los agentes del seguro social tal vez no se han dado plena cuenta del impacto de las revoluciones tecnológicas de hoy, pero éstas han aumentado notablemente la magnitud del sistema que el gobierno de los EU puede costear. Hace quince años el consenso era que el sistema de seguridad social de Estados Unidos estaba en graves problemas y que necesitaba el equivalente de un ajuste de motor. Actualmente, como dice Peter Orszag, economista de la Brookings Institution, los problemas se ven más bien como una lenta fuga de aire de un neumático: a la larga habrá que repararlo, pero no es muy difícil hacerlo y tampoco es tan urgente.

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