MUNICH – El mes pasado, Austria evitó por muy poco la elección de un presidente del xenófobo Partido de la Libertad. Por cierto, el Partido de la Libertad hoy cuestiona el resultado. Dada la naturaleza preocupante del desafío populista, y sus implicancias para la política europea y el manejo de la crisis de refugiados, es importante diagnosticar lo que afecta a Austria, para que la cura no termine siendo peor que la enfermedad.
Austria alguna vez fue elogiada como el vecino más exitoso de Alemania, uno de los países de más rápido crecimiento de Europa. Pero su economía ha venido a los tumbos desde 2012. Su PIB creció el año pasado apenas el 0,7%; sólo Grecia y Finlandia tuvieron un desempeño peor. Y la tasa de desempleo de Austria se ha disparado del 5% en 2010 al 10% en la actualidad.
Esta evolución tiene sus orígenes en la relación que Austria entabló con Europa central y del este después de la caída del comunismo. Al principio, Austria se benefició con la ampliación hacia el este de la Unión Europea. El comercio internacional se disparó, las empresas austríacas invirtieron mucho en la región y los bancos austríacos abrieron filiales allí, financiando la modernización de estos países. Todo esto fue positivo para los negocios y la economía austríaca creció rápidamente.
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After a 9% decline in the second half of 2020, the broad dollar index – the real effective exchange rate as calculated by the Bank for International Settlements – has gone the other way, soaring by 12.3% from January 2021 through May 2022. And yet the deterioration of the US current-account balance has continued.
revisits his predicition in 2020 of a dollar crash and explains why he got it perfectly wrong.
No single summit can resolve NATO’s deficiencies and meet its lofty goals, from reaffirming shared values to enhancing resilience, especially with a conventional conflict raging on its eastern doorstep. But the Madrid summit can – and must – lay the foundations for a more united, robust, and revitalized alliance.
hopes that the upcoming summit in Madrid will cement the Alliance's newfound unity and resolve.
MUNICH – El mes pasado, Austria evitó por muy poco la elección de un presidente del xenófobo Partido de la Libertad. Por cierto, el Partido de la Libertad hoy cuestiona el resultado. Dada la naturaleza preocupante del desafío populista, y sus implicancias para la política europea y el manejo de la crisis de refugiados, es importante diagnosticar lo que afecta a Austria, para que la cura no termine siendo peor que la enfermedad.
Austria alguna vez fue elogiada como el vecino más exitoso de Alemania, uno de los países de más rápido crecimiento de Europa. Pero su economía ha venido a los tumbos desde 2012. Su PIB creció el año pasado apenas el 0,7%; sólo Grecia y Finlandia tuvieron un desempeño peor. Y la tasa de desempleo de Austria se ha disparado del 5% en 2010 al 10% en la actualidad.
Esta evolución tiene sus orígenes en la relación que Austria entabló con Europa central y del este después de la caída del comunismo. Al principio, Austria se benefició con la ampliación hacia el este de la Unión Europea. El comercio internacional se disparó, las empresas austríacas invirtieron mucho en la región y los bancos austríacos abrieron filiales allí, financiando la modernización de estos países. Todo esto fue positivo para los negocios y la economía austríaca creció rápidamente.
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