A truck cockpit being assembled Yegor Aleyev\TASS via Getty Images

Crecimiento a largo plazo: economistas contra científicos

CAMBRIDGE – Los pronosticadores económicos en general no han dado importancia a los últimos avances en inteligencia artificial (por ejemplo, el salto cuántico que dio en diciembre pasado el programa de DeepMind que aprendió solo a jugar al ajedrez) y no creen que vayan a incidir mucho en la tendencia de crecimiento a largo plazo. Tal pesimismo es sin duda uno de los factores del nivel extremadamente bajo del tipo de interés real (tras descontar inflación), aunque la tasa de los bonos públicos estadounidenses a diez años, que suele ser preanuncio de lo que vendrá, haya subido medio punto porcentual en los últimos meses. Si se justifica ser pesimistas en relación con el lado de la oferta, es probable que los últimos megapaquetes de rebaja impositiva y aumento del gasto en Estados Unidos contribuyan mucho más a aumentar la inflación que a alentar las inversiones.

Hay multitud de razones para cuestionar la política fiscal reciente de los Estados Unidos, aunque tuviera sentido bajar el impuesto corporativo (pero no por la cifra que se aprobó). La principal es que vivimos en una era de aumento de la desigualdad y disminución de la participación de los trabajadores en el ingreso respecto del capital. Se necesita más redistribución estatal de los ingresos y la riqueza, no menos.

Es difícil saber en qué estará pensando el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, cuando se jacta de que sus políticas generarán un 6% de crecimiento (a menos que esté hablando de los precios en vez de la producción). Pero si finalmente las presiones inflacionarias se materializan, el nivel de crecimiento actual puede durar bastante más de lo que creen los pronosticadores y los mercados.

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