La elección limitada de Estados Unidos

NEWPORT BEACH – La opinión generalizada sobre las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos es sólo parcialmente correcta. Sí, las cuestiones económicas jugarán un papel importante a la hora de determinar el resultado. Pero el próximo paso en el argumento -que el ganador de una contienda cada vez más desagradable tendrá el lujo de implementar políticas sustancialmente diferentes de las de su oponente- es mucho más incierto.

Para cuando comience el próximo mandato presidencial en enero de 2013, y contrariamente al discurso de campaña actual tanto de Obama como de Romney, quien ocupe el cargo se encontrará con un espacio limitado de maniobra en materia de política económica. De hecho, las diferencias potenciales para Estados Unidos están en otra parte, y todavía tienen que ser comprendidas de manera adecuada por los votantes. Se centran en las políticas sociales que acompañaren un conjunto bastante similar de medidas económicas; y aquí las diferencias entre los candidatos son trascendentales.

Quien gane tendrá que hacer frente a una economía que crecerá a un ritmo lento del 2% o menos el año próximo, con el persistente riesgo de un freno total. El desempleo seguirá siendo demasiado elevado, y casi la mitad de esta cifra será una desocupación difícil de resolver y de largo plazo -mucho más si tenemos en cuenta (cosa que deberíamos hacer) los millones de norteamericanos que quedaron fuera de la fuerza laboral.

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