Después del dios que fracasó

Se dice que discutir sobre moralidad y política es como hablar de alimentación vegetariana con caníbales. Parece que gran parte de la gente piensa eso, y con razón. Los principios y las obligaciones morales en el ámbito político-económico actual se han descarrilado y su lugar lo han ocupado sin ningún recato los intereses del poder y del lucro.

Las implicaciones son claras. En el mundo actual, el "orden" refleja un equilibrio de intereses que se mantiene principalmente por la fuerza, ya sea militar o financiera. Sin embargo, hay otras cosas que son posibles, además de este "orden del cuartel". Imaginemos, más bien, el orden del coro de iglesia, donde los individuos cooperan sobre la base de valores y una cultura compartida.

Una de las razones que explican la total ausencia de valores en la "política del poder" en nuestros días es que a los líderes se les permite hablar con palabras cuyo verdadero significado excluyen de sus políticas. Además, los líderes espirituales seculares como Gandhi, Schweitzer y King se han esfumado, aniquilados, por lo visto, por nuestros nuevos fetiches: el éxito, las utilidades, las ganacias y los intereses especiales.

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