moyo11_Marc-Piscotty_Getty-Images_voting-polls Marc Piscotty/Getty Images

El lado oscuro de la votación electrónica

NUEVA YORK – Según una encuesta informal no publicada que se realizó antes de la última elección presidencial de noviembre en Estados Unidos, cerca del 95% de los miembros (predominantemente hispánicos) de uno de los sindicatos de Estados Unidos más grandes preferían a la candidata demócrata Hillary Clinton a su adversario republicano Donald Trump. Pero menos del 3% de los miembros de ese sindicato pensaban ir a votar. El motivo era económico.

Para la mayoría de las personas encuestadas, el costo de votar (incluido el descuento salarial por abandonar el puesto de trabajo, el traslado al centro de votación y la necesidad de tener una identificación adecuada, por ejemplo licencia de conductor o pasaporte) era excesivo. Esto es parte de una tendencia general que muestra que a menudo los estadounidenses pobres no pueden participar plenamente en la democracia del país.

Según la Oficina del Censo de los Estados Unidos, en la elección presidencial de 2012 votó menos de la mitad de los adultos habilitados con ingresos familiares menores a 20 000 dólares por año, mientras que la participación electoral de los hogares con ingresos superiores a 75 000 dólares fue 77%. En la elección intermedia de 2014, según un informe del centro de estudios Demos, no votó el 68,5% de las personas pertenecientes a hogares con ingresos inferiores a 30 000 dólares por año.

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