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La nueva bomba de deuda estadounidense

SAN DIEGO – Estados Unidos se enfrenta no sólo a la enfermedad, sino también a la quiebra. Para contrarrestar la «Gran Detención» de la pandemia, la Reserva Federal y el Congreso instrumentaron cuantiosos paquetes de estímulo, por temor a que de no hacerlo, la economía se hundiera a la miseria de los años treinta. El déficit fiscal federal en 2020 rondará el 18% del PIB, y el cociente deuda/PIB pronto superará la marca del 100%. Cifras como estas no se veían desde que Harry Truman mandó los B‑29 a Japón para poner fin a la Segunda Guerra Mundial.

Suponiendo que al final Estados Unidos derrote a la COVID‑19 y no caiga en una distopía similar a Terminator, ¿cómo evitará el riesgo inminente de crisis fiscal y bancarrota nacional? Para responder estas preguntas hay que analizar lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos llegó a acumular una deuda equivalente al 119% del PIB sin por eso terminar en bancarrota. A llegar la Guerra de Vietnam en los sesenta, el cociente se había reducido a poco más de 40%.

La Segunda Guerra Mundial se financió con aproximadamente 40% de impuestos y 60% de deuda. Los rendimientos para los acreedores fueron insignificantes, ya que la Fed mantuvo la tasa de los títulos del Tesoro a un año en torno del 0,375%, en vez del 2 a 4% de tiempos de paz. Los títulos a diez años, en tanto, apenas rendían el 2%, que hoy en realidad parece alto.

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