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El regreso de un asesino olvidado

PRAGA – Hubo un tiempo en que la tuberculosis era una de las grandes preocupaciones del planeta. La tisis, como se la conocía, mataba indiscriminadamente, llevándose a luminarias como Franz Kafka, John Keats y el Presidente estadounidense James Monroe. En los dos últimos siglos, la TBC ha matado más que ninguna otra enfermedad, con la cifra no superada y sin precedentes de mil millones de personas.

Gracias a la aparición de una vacuna y medicamentos baratos, hoy en día la TBC causa la muerte de muy pocas personas en el mundo desarrollado, por lo que se la ha olvidado rápidamente, como si fuera una reliquia de la época victoriana.

No solo la TBC recibe escasa atención, sino también una fracción de los fondos de salud. Cerca del 3,4% de la ayuda para el desarrollo destinada a salud se asigna a la TBC, en comparación con el 27,7% para salud materno-infantil y un 29,7% para VIH en 2015.

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