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Estados Unidos todavía es necesario en Siria

WASHINGTON, DC – Mientras el mundo se preocupa por un posible conflicto entre Estados Unidos e Irán, el derramamiento de sangre en Siria está escalando nuevamente. El régimen del presidente sirio, Bashar al-Assad, ha intensificado su ataque contra el bastión opositor todavía en pie en la provincia de Idlib, donde viven unos tres millones de personas, incluidas muchas que han tenido que desplazarse internamente. Para evitar una nueva pesadilla humanitaria y otro éxodo masivo de refugiados, Estados Unidos debe renovar sus esfuerzos para alcanzar la paz.

Desde que la coalición respaldada por Estados Unidos de fuerzas (esencialmente) kurdas logró desmantelar el califato territorial de Estado Islámico (EI), Estados Unidos ha comenzado a retirarse de Siria. A fines del año pasado, el presidente norteamericano, Donald Trump, anunció el retiro de las fuerzas estadounidenses en el lugar, cediéndole en la práctica las negociaciones sobre el futuro del país a Rusia, Irán y Turquía.

Ahora resulta claro que Trump se precipitó. El combate renovado en Idlib es un fuerte recordatorio de que Siria sigue siendo un polvorín. Casi un tercio del país está controlado por una milicia comandada por kurdos que Turquía considera un enemigo mortal. Debido al respaldo de Estados Unidos a los kurdos y a la decisión de Turquía de comprar misiles antiaéreos rusos, las relaciones entre Estados Unidos y Turquía están cerca de un punto de quiebre. Mientras tanto, Rusia ha orquestado su retorno a la región al respaldar al régimen de Assad, e Irán ha establecido una presencia propia en Siria, mejorando su influencia regional y aumentando la perspectiva de una guerra con Israel.

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