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Los héroes caídos de la crisis financiera

PARÍS - Oscar Wilde dijo que la experiencia es el nombre que damos a nuestros errores. El año pasado, tratamos de analizar los errores que llevaron al mundo a la crisis económica. Ahora es el momento de analizar los errores que hemos cometido al intentar salir de ella.

Cuando el año pasado se hizo evidente la magnitud de la crisis, muchos estaban seguros de que se la manejaría mal: tal vez debamos estar agradecidos por el solo hecho de que se haya manejado. A diferencia de la década de 1930, los responsables de la toma de decisiones actuaron con rapidez, haciendo caso omiso de los dogmas que advertían en contra de una intervención rápida.

Además, sabían que, en contraste con el período de entreguerras, sería necesaria una estrecha coordinación internacional. En 2008-2009, la influencia del G-20 creció a expensas del G-8. La gente tomó conciencia de la necesidad de una gobernanza verdaderamente global. Y, por fin, surgió una serie de propuestas encaminadas a hacerla realidad.

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