NUEVA YORK – La visita de Kim Jong Il a China esta semana fue un recordatorio discreto de que el camino a Pyongyang pasa por Beijing. China es la única potencia que mantuvo lazos con Corea del Norte, con muchos altibajos, mientras que Rusia, Japón, Estados Unidos y Corea del Sur se acercaron y luego se alejaron.
Al mantener una puerta abierta a los líderes de Corea del Norte, China está haciendo un aporte sustancial a la paz regional. Se trata de diplomacia audaz –por la que China recibe escaso crédito- en un momento sumamente sensible.
No obstante, la “influencia” de China sobre Corea del Norte en parte es ilusoria. La visita de Kim debería evaluarse en términos de las relaciones entre China y Corea del Norte tal como son, y no como a otros podría gustarles que fueran. Hacer esto deja en claro el papel que les quedó a Estados Unidos y Corea del Sur a la hora de comprometer al Norte para revivir el proceso de desnuclearización y reparar las relaciones entre las dos Coreas.
NUEVA YORK – La visita de Kim Jong Il a China esta semana fue un recordatorio discreto de que el camino a Pyongyang pasa por Beijing. China es la única potencia que mantuvo lazos con Corea del Norte, con muchos altibajos, mientras que Rusia, Japón, Estados Unidos y Corea del Sur se acercaron y luego se alejaron.
Al mantener una puerta abierta a los líderes de Corea del Norte, China está haciendo un aporte sustancial a la paz regional. Se trata de diplomacia audaz –por la que China recibe escaso crédito- en un momento sumamente sensible.
No obstante, la “influencia” de China sobre Corea del Norte en parte es ilusoria. La visita de Kim debería evaluarse en términos de las relaciones entre China y Corea del Norte tal como son, y no como a otros podría gustarles que fueran. Hacer esto deja en claro el papel que les quedó a Estados Unidos y Corea del Sur a la hora de comprometer al Norte para revivir el proceso de desnuclearización y reparar las relaciones entre las dos Coreas.