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Por qué el capitalismo necesita al populismo

CHICAGO – Las grandes corporaciones están bajo ataque en Estados Unidos. Una intensa oposición local obligó a Amazon a cancelar sus planes de abrir una nueva sede en el barrio de Queens de la ciudad de Nueva York. Lindsey Graham, senador republicano por Carolina del Sur, cuestionó el indisputado poder de mercado de Facebook, y su colega demócrata Elizabeth Warren, de Massachusetts, pidió la división de la empresa. Warren también presentó un proyecto de ley que asignaría a los trabajadores el 40% de los puestos en las juntas directivas de las empresas.

Aunque esas propuestas puedan parecer fuera de lugar en la tierra del capitalismo de libre mercado, Estados Unidos necesita exactamente esta clase de debate. A lo largo de la historia del país, han sido los críticos del capitalismo los que aseguraron su correcto funcionamiento, al combatir la concentración de poder económico y la influencia política que trae aparejada. Cuando unas pocas corporaciones dominan una economía, es inevitable que se combinen con los instrumentos del control estatal en una inicua alianza entre las élites de los sectores público y privado.

Es lo que sucedió en Rusia, un país democrático y capitalista sólo de nombre. Mediante el control total de la industria extractiva y de la banca, una oligarquía supeditada al Kremlin ha hecho imposible una verdadera competencia económica y política. De hecho, Rusia es la apoteosis del problema que el presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower describió en su discurso de despedida en 1961, cuando advirtió a los estadounidenses que debían estar en guardia “contra la obtención de una influencia injustificada” por parte del “complejo militar-industrial” y contra el “potencial de un desastroso ascenso del poder en manos equivocadas”.

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