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De cómo cuadrar el triángulo nuclear de Asia

TOKIO – Justo antes de que comenzara la cuarta cumbre trilateral entre Japón, China y Corea del Sur el 21 de mayo, el premier chino, Wen Jiabao, el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, y el primer ministro japonés, Naoto Kan, conjuntamente visitaron las zonas afectadas por el Gran Terremoto del Este de Japón, en una señal de aliento para las víctimas del desastre que viven en los centros de evacuación. Desde el accidente en la Planta de Energía Nuclear Fukushima Daiichi en marzo, Kan apuntó a que se levantaran las prohibiciones que muchos países impusieron a las importaciones de productos agrícolas japoneses, y así ofreció a los dos jefes de Estado cerezas de Fukushima con la intención de poner de relieve su seguridad.

En la cumbre, los tres países emitieron una declaración conjunta donde delinearon una cooperación en un amplio rango de cuestiones, que incluyen la seguridad nuclear, la prevención de desastres, el crecimiento económico y el medio ambiente. Las lecciones aprendidas del terremoto y el accidente nuclear de Japón serían compartidas con China, Corea del Sur y el resto de la comunidad internacional y, en una adenda, las autoridades japonesas prometieron “continuar ofreciendo información… con la mayor transparencia posible”.

De hecho, el gobierno de Kan –que detesta la participación de burócratas, que son profesionales, en el manejo de los asuntos públicos- demoró la notificación a los países vecinos cuando se vio obligado a ordenar la liberación de agua con bajas concentraciones de material radioactivo. Para Kan, la verdadera prioridad era el esfuerzo de su gobierno por mantener un control férreo del poder, no tranquilizar a los vecinos de Japón informándoles sobre las acciones que estaba tomando para contener una potencial amenaza para sus ciudadanos.

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