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Llegó la era de los bancos públicos de desarrollo

NUEVA YORK/PARÍS/BEIJING/BRIGHTON – Las importantes amenazas globales –entre ellas la pandemia del COVID-19, el cambio climático y la creciente desigualdad- exigen una acción concertada de gran escala. El desafío que enfrentan los responsables de las políticas hoy es respaldar grandes transformaciones estructurales que puedan hacer que las economías, simultáneamente, sean más productivas, más inclusivas y consuman menos carbono. Los bancos públicos de desarrollo (BPD) –a nivel local, nacional, subregional, regional o interregional- son esenciales para ayudar a los gobiernos a financiar una rápida recuperación de la crisis del COVID-19, y garantizar que las economías sirvan mucho mejor a la gente y al planeta en el largo plazo.

Al ofrecer financiamiento público directo y movilizar financiamiento privado, los BPD deberían seleccionar y respaldar inversiones productivas de largo plazo, que incluyan a aquellas que hagan hincapié en proyectos de bajo consumo de carbono, así como a aquellas que beneficien a regiones y poblaciones más pobres. Y deberían basar su selección en criterios que antepongan el impacto en el desarrollo, considerando los retornos financieros como un objetivo importante pero secundario.

El papel de los BPD será el foco de una importante conferencia de investigación el 9-10 de noviembre como parte de la primera Cumbre de Finanzas en Común. Esta cumbre, que cuenta con el respaldo del presidente francés, Emmanuel Macron, del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, y de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, reunirá a jefes de Estado y a los directores ejecutivos de muchos de los 450 BPD que existen en el mundo.

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