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Dinero a cambio de nada

MÚNICH – El régimen monetario centrado en la facilitación cuantitativa y tasas de interés nulas o incluso negativas ha creado un ambiente extremadamente permisivo para ciertos políticos. Quienes estén dispuestos a aprovechar las condiciones actuales para impulsar su propia popularidad pueden esperar vientos favorables, al menos por ahora.

En casi todas las economías avanzadas, las políticas monetarias y fiscales se encuentran en una interacción nueva y singular. Por ejemplo, el gobierno alemán acaba de emitir bonos a 30 años con un rendimiento negativo, lo que significa que puede endeudarse gratis y, en teoría, hacer lo que le plazca sin coste alguno. Y Alemania no está sola: el coro de voces que llaman a un mayor activismo fiscal al menor signo de desaceleración del crecimiento aumenta cada día más.

Obviamente, la actual situación podría tener serias consecuencias monetarias y distributivas, puesto que los gobiernos cada vez más van sacando recursos de sus rentas. Pero eso es solo el comienzo. La política misma siempre ha girado en torno a manejar equilibrios. Si se gasta dinero en un área, no se puede destinar a otra. Si se pagan salarios más altos a médicos y enfermeros, se pagará relativamente menos a profesores, policías o bomberos. Los gobiernos deben escoger entre recortar impuestos y construir nuevos trenes de alta velocidad, líneas aéreas o caminos y puentes.

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