scdavies1_Phil BarkerFuture Publishing via Getty Images_covid contact tracing Phil Barker/Future Publishing via Getty Images

Una cucharada de prevención para pandemias

LONDRES – En momentos en que el despliegue de la vacuna contra el COVID-19 va ganando impulso, los líderes mundiales tienen la oportunidad de centrarse más en el futuro de la salud pública. El objetivo debería ser fortalecer las estructuras que tan esenciales demostraron ser para el manejo de la pandemia, tanto dentro de los países como mediante organizaciones multilaterales como el G20, el G7 y el G77.

La Organización Mundial de la Salud, por ejemplo, desempeñó un papel fundamental para alinear a actores dispares tras un propósito común. A través de colaboraciones como el pionero Acelerador del Acceso a Herramientas para el COVID-19 (ACT), los gobiernos, las organizaciones multilaterales, las corporaciones multilaterales y los filántropos han ayudado a proveer vacunas, terapias y diagnósticos a partes del planeta que carecen de ellas.

De hecho, durante la pandemia hemos presenciado un nivel sin precedentes de colaboración internacional, pública-privada y privada a privada. Cundo hubo una urgente necesidad de apps de seguimiento de contactos, los grandes competidores tecnológicos dejaron de lado sus rivalidades para trabajar en busca de una solución con entidades de salud pública. La rapidez del desarrollo, los ensayos y la producción de vacunas ha sido un logro intersectorial que abarca gobiernos, instituciones académicas, empresas emergentes y grandes compañías farmacéuticas. Lo mismo es cierto para la recolección de datos y el pronóstico de la enfermedad, que ha implicado a universidades, empresas del sector tecnológico y agencias de gobierno.

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