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¿Podrá Pakistán subirse a la nueva ola tecnológica?

SAN JOSÉ, CALIFORNIA – En los viejos tiempos, lo que daba impulso a las economías más dinámicas del mundo era el descubrimiento de recursos naturales, por ejemplo oro o hidrocarburos. Hoy es la tecnología, la innovación y el espíritu emprendedor. Como ya es bien sabido, una startup tecnológica con una o dos personas y sin activos físicos puede convertirse en una empresa multimilmillonaria y transformar industrias enteras, casi en un abrir y cerrar de ojos.

Esta revolución tecnológica puede dar a los países en desarrollo una enorme oportunidad de acelerar la modernización de sus economías. Por ejemplo, Pakistán (que tiene 130 millones de jóvenes y una economía mayoritariamente tradicional) y otros países en desarrollo pueden buscar inspiración en China, que hace apenas dos décadas tenía unas pocas startups tecnológicas, pero hoy alberga nueve de las veinte empresas digitales más importantes del mundo.

Mi primer contacto con este dinamismo tecnológico chino fue cuando, inspirado por la cultura de startups de Internet a fines de los noventa, me mudé a Silicon Valley y fundé ePlanet Capital, una empresa de capitales de riesgo. Yo era nuevo en el campo y no sabía muy bien qué esperar. En 2000 conocí a Robin Li, un joven emprendedor chino que buscaba fondos para su nueva empresa, Baidu. Según los criterios de inversión convencionales, Baidu tenía pocas probabilidades de éxito. Sin un historial comprobado, con financiación limitada y personal inexperto, pretendía desafiar a gigantes de las búsquedas en Internet, como Google y Yahoo.

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