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La solución de dos estados en el siglo veintiuno

BERLÍN – El ataque terrorista de Hamas del 7 de octubre hizo que muchos de nosotros reconsideremos nuestras nociones preconcebidas acerca de las condiciones para la paz en Oriente Medio y el resto del planeta. Todavía estamos remecidos por los horrores de ese día. Al lanzar su ataque, Hamas superó con facilidad las barreras fronterizas de alta tecnología de Israel sin encontrar ninguna resistencia organizada. Sus milicianos pudieron masacrar a más de 1200 israelíes (en su mayoría civiles) y secuestrar más de 200 rehenes, transmitiendo gran parte de la carnicería por las redes sociales.

¿Cómo pudo haber sucedido esto? Se suponía que Israel, que posee las fuerzas armadas más fuertes y los mejores servicios de inteligencia de Oriente Medio, rastreaba todas las amenazas y actividades terroristas a ambos lados de sus fronteras. Y, sin embargo, se vio atacado por sorpresa por un grupo que opera estrictamente dentro del aislado y estrechamente vigilado enclave de Gaza.

Los sucesos del 7 de octubre hicieron añicos muchas ilusiones. Tanto los observadores externos como las partes involucradas habían llegado a creer que el conflicto entre Israel y los palestinos, que se prolonga ya por varias décadas, era imposible de resolver y, por ende, había que convivir con él. La nueva esperanza era que Israel pudiera hacer la paz y establecer relaciones diplomáticas con los países árabes vecinos sin solucionar -ni incluso prestar atención- la cuestión palestina. Se podría lograr la paz en Oriente medio sin la participación de los palestinos ni la creación de un estado palestino. Ahora sabemos que era una meta ilusoria.

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