Line of male refugees Jeff J Mitchell/Getty Images

Sexo y populismo

BRUSELAS – La tasa de llegada de migrantes ha disminuido considerablemente en casi toda Europa desde los gigantescos volúmenes vistos en 2015. Sin embargo, la migración sigue dominando el debate político en toda la Unión Europea. Esto sugiere que, en verdad, el sentimiento populista y anti-inmigración no está siendo motivado por reclamos de que los políticos de los partidos tradicionales no pueden defender las fronteras de Europa.

La caída en las nuevas llegadas a Europa empezó mucho antes de que los líderes políticos anti-inmigrantes asumieran el poder en Italia o que la presión de la inmigración prácticamente derribara a la coalición gobernante de Alemania. Es, en gran medida, el resultado de esfuerzos de parte de la UE, como el acuerdo con Turquía para impedir que los sirios cruzaran el territorio para ingresar a Grecia, su cooperación con las milicias libias y la enorme presión que ha ejercido sobre los estados de tránsito en el Sahara para que cerraran sus fronteras. Gracias a estas medidas, Europa se ha convertido en una fortaleza de facto contra la migración.

¿Por qué entonces la inmigración sigue ocupando un lugar preponderante en la cabeza de muchos europeos? La respuesta podría ser económica: quienes llegaron en 2015-2016 ya han creado desequilibrios en el mercado laboral, donde los inmigrantes poco calificados cada vez más compiten con los ciudadanos poco calificados por empleos. Y es verdad que, en gran parte de Europa, la hostilidad hacia los extranjeros es mucho más profunda entre los trabajadores menos calificados.

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