bac43e0346f86f400c43f503_pa2809c.jpg Paul Lachine

¿Es sostenible el capitalismo moderno?

CAMBRIDGE – A menudo me preguntan si la reciente crisis financiera global marca el comienzo del fin de la era del capitalismo moderno. Es una pregunta curiosa porque al parecer  se presupone que existe un sustituto viable esperando tomar el relevo. La verdad de las cosas es que, al menos por ahora, las únicas alternativas serias al paradigma anglo-estadounidense dominante actual son otras formas de capitalismo.

Pareciera que el capitalismo continental europeo, que combina generosos beneficios sociales y de salud; y un horario de trabajo razonable, aunado a periodos de vacaciones largos, una jubilación temprana; y distribuciones del ingreso relativamente equitativas, parecería ser muy recomendable –pero carece de sostenibilidad. Se afirma generalmente que el capitalismo darwiniano chino, con empresas de exportación que operan en un ambiente de encarnizada competencia, una frágil red de seguridad social y una extensa intervención gubernamental, es el heredero inevitable del capitalismo occidental, aunque solo sea por el enorme tamaño de China y su tasa de crecimiento proporcionalmente  desmesurada. Con todo, el sistema económico chino está evolucionando continuamente.

En efecto, no es claro cuánto más seguirán transformándose a sí mismas las estructuras financieras, económicas y  políticas chinas, y si ese país en  última instancia mutará en una nueva forma de capitalismo. En cualquier caso, a China todavía le aquejan las vulnerabilidades financieras, económicas y sociales comunes de un país de bajos ingresos de  rápido crecimiento.

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