CAMBRIDGE – Muchos estadounidenses dicen querer una política exterior moral, pero no concuerdan en lo que eso significa. Un modelo de evaluación tridimensional nos alienta a evitar respuestas simplistas, mediante un análisis de los motivos, los medios y las consecuencias de las acciones de los presidentes estadounidenses.
Piénsese, por ejemplo, en las presidencias de Ronald Reagan y de los dos George Bush, padre e hijo. Cuando la gente pide la adopción de una política exterior «reaganista», se refiere ante todo a su claridad retórica en la presentación de los valores: el hecho de declarar en forma clara los objetivos ayudó a instruir y a motivar a la opinión pública, dentro y fuera de los Estados Unidos.
Pero eso fue sólo un aspecto de la política exterior de Reagan. El éxito de su liderazgo moral también se basó en los medios: la negociación y la concesión. La cuestión clave es si fue prudente en equilibrar sus objetivos con los riesgos de intentar alcanzarlos.
CAMBRIDGE – Muchos estadounidenses dicen querer una política exterior moral, pero no concuerdan en lo que eso significa. Un modelo de evaluación tridimensional nos alienta a evitar respuestas simplistas, mediante un análisis de los motivos, los medios y las consecuencias de las acciones de los presidentes estadounidenses.
Piénsese, por ejemplo, en las presidencias de Ronald Reagan y de los dos George Bush, padre e hijo. Cuando la gente pide la adopción de una política exterior «reaganista», se refiere ante todo a su claridad retórica en la presentación de los valores: el hecho de declarar en forma clara los objetivos ayudó a instruir y a motivar a la opinión pública, dentro y fuera de los Estados Unidos.
Pero eso fue sólo un aspecto de la política exterior de Reagan. El éxito de su liderazgo moral también se basó en los medios: la negociación y la concesión. La cuestión clave es si fue prudente en equilibrar sus objetivos con los riesgos de intentar alcanzarlos.