drew42_DrewAngererGettyImages_harrisbidendemocraticdebate Drew Angerer/Getty Images

¿Y si los demócratas eligen mal?

WASHINGTON, DC – La cantidad inusualmente alta de precandidatos demócratas (25 en el último recuento) para enfrentar al presidente estadounidense Donald Trump en 2020 llevó a un inicio de contienda complicado. La nómina se reducirá conforme se endurezcan las condiciones para participar en los debates del partido (especialmente en septiembre) y algunos se queden sin dinero. Algunos saben que no tienen chances reales de ganar, pero esperan que adquirir notoriedad les valga un puesto en el gabinete, contratos editoriales más jugosos o mejores honorarios por conferencias.

La mayoría de los analistas políticos experimentados dan por sentado que los demócratas pueden derrotar a Trump, a menos que se corran demasiado hacia la izquierda y desencanten a los que antes apoyaron a Barack Obama y después a Trump, incluidos los operarios fabriles y habitantes suburbanos que decidieron la elección de 2016. En los dos debates que ya hubo, por momentos era fácil imaginarse a Trump sonriendo. Y ahora muchos demócratas están deprimidos.

El problema para los demócratas, especialmente en este ciclo electoral, es que los votantes de las primarias (en ambos partidos) tienden a tener posturas más extremas que los partidos tomados en conjunto. El reciente giro de los demócratas a la izquierda comenzó en 2016 con el desafío de Bernie Sanders (que se califica a sí mismo como “socialista democrático” y no está afiliado al Partido Demócrata) a la prevista nominación de Hillary Clinton. Con su atractivo de insurgente y sus promesas irrealizables (más las debilidades de Clinton), Sanders estuvo a poco de frustrar la candidatura de su oponente. Los jóvenes, en particular, vieron en él una excitante figura antisistema.

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