BERLÍN/LA HAYA – La eurozona enfrenta desafíos económicos inmensos. Alemania y los Países Bajos (que en conjunto equivalen al 35% del PIB de la unión monetaria, y cuentan con amplio margen de maniobra fiscal) deben ponerse a la vanguardia de la respuesta.
El mayor desafío inminente (y no sólo para la eurozona) es la escalada de la crisis climática, que demanda una reestructuración económica integral, incluida una reforma de los sistemas energéticos, de la infraestructura de transporte y de las prácticas agrícolas. Este proceso irá acompañado por otro gran desafío: la adaptación a la Cuarta Revolución Industrial que está teniendo lugar, caracterizada por un veloz desarrollo de tecnologías disruptivas, como la inteligencia artificial, la nanotecnología, la computación cuántica y la tecnología de redes.
Esas transformaciones no se darán solas. Los gobiernos deben tomar la delantera, mediante la implementación de programas de inversión pública a gran escala, coordinados y con visión de futuro.
BERLÍN/LA HAYA – La eurozona enfrenta desafíos económicos inmensos. Alemania y los Países Bajos (que en conjunto equivalen al 35% del PIB de la unión monetaria, y cuentan con amplio margen de maniobra fiscal) deben ponerse a la vanguardia de la respuesta.
El mayor desafío inminente (y no sólo para la eurozona) es la escalada de la crisis climática, que demanda una reestructuración económica integral, incluida una reforma de los sistemas energéticos, de la infraestructura de transporte y de las prácticas agrícolas. Este proceso irá acompañado por otro gran desafío: la adaptación a la Cuarta Revolución Industrial que está teniendo lugar, caracterizada por un veloz desarrollo de tecnologías disruptivas, como la inteligencia artificial, la nanotecnología, la computación cuántica y la tecnología de redes.
Esas transformaciones no se darán solas. Los gobiernos deben tomar la delantera, mediante la implementación de programas de inversión pública a gran escala, coordinados y con visión de futuro.