CAMBRIDGE – China fue por varias décadas un ejemplo brillante de cómo capitalizar la globalización para acelerar el crecimiento económico interno y el desarrollo. Pero ahora corre riesgo de convertirse en un cuento moralizante sobre lo que ocurre cuando se maneja mal el cambio de la globalización de benéfico viento de cola a disruptivo viento de frente.
Más allá de sus características únicas, los padecimientos recientes de la economía china son ejemplo de los problemas de crecimiento que enfrentan muchos países (desarrollados y en desarrollo). También muestran que aunque el crecimiento económico no es lo único que importa, sin crecimiento no se puede hacer gran cosa.
Se suponía que este año iba a mostrar una fuerte recuperación económica de China. En vez de eso, estos días muchos analistas se han visto obligados a volver a revisar a la baja sus pronósticos de crecimiento (y es probable que otros los secunden). Esta visión cada vez más pesimista es atribuible a tres grandes factores.
CAMBRIDGE – China fue por varias décadas un ejemplo brillante de cómo capitalizar la globalización para acelerar el crecimiento económico interno y el desarrollo. Pero ahora corre riesgo de convertirse en un cuento moralizante sobre lo que ocurre cuando se maneja mal el cambio de la globalización de benéfico viento de cola a disruptivo viento de frente.
Más allá de sus características únicas, los padecimientos recientes de la economía china son ejemplo de los problemas de crecimiento que enfrentan muchos países (desarrollados y en desarrollo). También muestran que aunque el crecimiento económico no es lo único que importa, sin crecimiento no se puede hacer gran cosa.
Se suponía que este año iba a mostrar una fuerte recuperación económica de China. En vez de eso, estos días muchos analistas se han visto obligados a volver a revisar a la baja sus pronósticos de crecimiento (y es probable que otros los secunden). Esta visión cada vez más pesimista es atribuible a tres grandes factores.