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Por qué la nueva exuberancia de los mercados financieros es irracional

NUEVA YORK – En mayo y agosto de este año, sendas escaladas en el conflicto comercial y tecnológico entre Estados Unidos y China sacudieron las bolsas y hundieron los rendimientos de los bonos a mínimos históricos. Pero ya pasó; después de eso, los mercados financieros han vuelto a la euforia. Las acciones estadounidenses y de otros países siguen una tendencia ascendente, e incluso se habla de un potencial sobrecalentamiento. Los mercados se entusiasman con las posibilidades de “comercio de reflación”, en la esperanza de que la reciente desaceleración global ceda paso en 2020 a una aceleración del crecimiento y a una inflación más firme (un entorno favorable a las utilidades y a los activos de riesgo).

Este repentino paso del rechazo a la aceptación del riesgo es reflejo de cuatro hechos positivos. En primer lugar, es probable que Estados Unidos y China alcancen un acuerdo en “fase uno” que evite al menos en forma temporal una futura escalada de su guerra comercial y tecnológica. En segundo lugar, pese a la incertidumbre en torno de la elección del 12 de diciembre en el Reino Unido, el primer ministro Boris Johnson consiguió al menos un acuerdo tentativo con la Unión Europea para un “Brexit blando”, y las chances de que el RU se vaya del bloque por las malas se han reducido considerablemente.

En tercer lugar, Estados Unidos mostró contención ante las provocaciones iraníes en Medio Oriente; el presidente Donald Trump se dio cuenta de que responder con ataques quirúrgicos en Irán podía dar lugar a una guerra declarada y a una grave escalada de precios del petróleo. Y finalmente, la Reserva Federal de los Estados Unidos, el Banco Central Europeo y otros bancos centrales importantes adoptaron una política monetaria más expansiva, en previsión de la posible aparición de vientos de frente geopolíticos. El hecho de que los bancos centrales acudan una vez más al rescate lleva a que incluso pequeños “brotes verdes” como la estabilización del sector fabril estadounidense y la resiliencia del crecimiento del consumo y los servicios se tomen como preanuncio de una nueva expansión global.

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