German Chancellor Angela Merkel welcomes French President Emmanuel Macron JOHN MACDOUGALL/AFP/Getty Images

Otro ejemplo de la ceguera de Europa

ATENAS – El establishment europeo está exultante en relación con dos anuncios recientes, que hubieran sido trascendentales incluso si sólo fueran parcialmente correctos: el final de la crisis de deuda de Grecia y un pacto francoalemán para rediseñar la eurozona. Por desgracia, ambas noticias ofrecen nuevas pruebas del destacable talento del establishment de la Unión Europea para no perder nunca una oportunidad de perder una oportunidad.

Que los dos anuncios hayan sido la misma semana no es casualidad. La implosión financiera de Grecia, allá por 2010, fue un síntoma terrible de los defectos de diseño de la eurozona, y por eso inició un efecto dominó en todo el continente. La continuidad de la insolvencia de Grecia es reflejo de profundos desacuerdos dentro del eje francoalemán en relación con el rediseño de la eurozona. Mientras tres presidentes franceses y una misma canciller alemana no lograban ponerse de acuerdo para hacer cambios institucionales que volvieran a la eurozona sostenible, a Grecia se le pidió desangrarse en silencio.

En 2015 los griegos montaron una rebelión, pero el establishment europeo la aplastó sin piedad. Ni el Brexit ni la incesante deslegitimación de la UE a ojos de los votantes europeos lograron convencer al establishment de hacer cambios. La elección del presidente francés Emmanuel Macron pareció la última esperanza para el nuevo pacto Berlín‑París necesario para evitar que una asfixiada Italia iniciara el siguiente (y esta vez letal) efecto dominó.

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